martes, 10 de julio de 2018

conchita, edgar y césar


Sobre Veinte añitos, reelaboración de Neville al servicio de Conchita Montes de un texto escrito hacia 1945 con el título de Los hombres rubios, anota César González-Ruano en su diario:
Fina comedia, pero peligrosa después de El baile y de la de Mihura [A media luz los tres]. Conchita Montes de vieja y Conchita Montes de joven. ¿Encajará bien el público este juego insistido? Conchita está muy bien. Es, sin duda, una actriz extraordinaria. [César González-Ruano: Diario íntimo (1951-1965). Visor Libros, Madrid, 2004. pág. 552.]
El estreno no es bueno, según Neville por causas totalmente ajenas al reparto de papeles. El público, entregado al juego de la venta de almas de un matrimonio maduro (Pedro Porcel y Conchita) a un pobre diablejo (Rafael Alonso), se inquieta en el segundo acto. Pero el tercero, en el que el autor tiene puestas todas sus esperanzas, es recibido con indiferencia. Edgar asegura que deslucen el estreno unos equilibristas que intervienen al final y que la obra remonta en días sucesivos y que en provincias funciona estupendamente. González-Ruano ha asistido al ensayo general:
Los fotógrafos han tomado muchas fotografías. La mayor parte de ellas espontáneas en plena acción de las escenas, pero algunas preparadas.—Señorita Montes, por favor, ríase ahora un poco.
—¿Pero cómo quiere usted que me ría con el estreno encima?
Y es que Conchita, la admirable Conchita, parece que es de las actrices que más sufren conforme se acerca el estreno. Se pone nerviosa y entra en baches de depresión tremendos.
—¡Vamos, Conchita, que éste puede ser un segundo Baile!
—¡Ay, Dios te oiga! ¡Cualquiera puede saberlo! [César González-Ruano: “Ensayo general: Veinte añitos, de Edgar Neville en la Comedia”, en La Vanguardia Española, 10 de febrero de 1954. pág. 7.]
[Caricaturas de Ugalde, en ABC, 10 de febrero de 1954. pág. 29.]