domingo, 20 de octubre de 2019

dos adaptaciones lopezrrubiescas


A pesar de que fue el promotor oficial de la "otra generación del 27" en su discurso de ingreso en la Real Academia Española, José López Rubio suele ser el gran olvidado del grupo de humoristas formados en las revistas festivas de los veinte, instalados en Hollywood a principio de los treinta -donde López Rubio fue el más activo de ellos-, entregados al cine posibilista en la España de lois cuarenta y decantados por el teatro, la liteartura y el periodismo a partir de los cincuenta. Parte de sus ingresos provenían entonces de la venta de los derechos de adaptación cinematográfica de sus ésitos en los escenarios.

Una madeja de lana azul celeste y La otra orilla, dos comedias de López Rubio, son adaptadas en serie a finales de 1964 por la compañía Agrupa Films, cooperativa productora que intenta abrirse camino con estas traslaciones “de calidad” pero modestísimo presupuesto. López Rubio no interviene en el guión de ninguna de ellas, dirigidas “espalda contra espalda”, que dicen los anglosajones, por José Luis Madrid, cineasta que comenzaba con estas adaptaciones su carrera antes de volcarse en el cine de géneros más comerciales: westerns mediterráneos, terror, krimis y, finalmente, destape. El sistema de financiación oficial es el siguiente: Una madeja de lana azul celeste (1964) tiene un presupuesto de 3.610.000 pesetas de las que la cooperativa aporta en efectivo un millón y medio y otro millón cien mil pesetas en aportaciones de trabajo. El millón restante procede del Crédito Sindical. Por el argumento López Rubio recibiría 166.000 pesetas, en tanto que los guionistas perciben sólo cien mil entre los cuatro, a razón de cinco mil duros por cabeza. El presupuesto global de La otra orilla (1965) no difiere demasiado del anterior, aunque se financia totalmente con el crédito sindical  de 1.050.000 pesetas y tres millones y pico en aportaciones de los cooperativistas hasta alcanzar el monto total de 4.224.588 pesetas. No consta en los datos oficiales ninguna cantidad para el autor original, y los guionistas cobran en conjunto 225.000 pesetas. La realización de ambas proviene de un mismo equipo en el que figuran la actriz Marisa de Leza, ya con una importante carrera a sus espaldas, el argentino Luis Dávila, que había coincidido con el director en La gran coartada (José Luis Madrid, 1963), o el matrimonio formado por Rosita Yarza y José María Seoane, que se habían conocido durante el rodaje de Primer amor (Claudio de la Torre, 1941).

 

Una madeja de lana azul celeste se filma entre el 2 de diciembre de 1963 y el 31 de enero de 1964, en tanto que el rodaje de La otra orilla comienza el 20 de enero y finaliza el 3 de marzo, solapándose con el anterior. Las ocho semanas de rodaje de Una madeja de lana azul celeste supondrían treinta y tres días de interiores en los históricos estudios Kinefón de Juan Homedes, a sumar a otros doce de exteriores en Casteldefells y el Club Turó de Tenis. Más ajustados nos parecen los cálculos de dos días de exteriores para su producción gemela, aunque las seis semanas de trabajo en estudio se antojan también excesivas porque las dos cintas se ruedan, con decorados prácticamente idénticos cosntruidos en uno de los platós de Kinefón, dedicado por entonces a la publicidad.