domingo, 12 de agosto de 2018

tito fernández adapta a mihura


Bajo el título de Las panteras se comen a los ricos (Ramón Fernández, 1969) -justificado en la secuencia de créditos animada creada por Pablo Núñez- se esconde la adaptación cinematográfica de la comedia  Las entretenidas, que Miguel Mihura había estrenado en el Teatro de la Comedia en 1962. Entonces fue saludada por la crítica como un éxito de Julia Gutiérrez Caba, Rafael Alonso y Antonio Garisa en los tres papeles principales y como otro triunfo de Mihura a la hora de concebir una obra poética y humana sin apenas otro resorte que un diálogo cuajado de hallazgos humorísticos.

La adaptación aprovecha una ensoñación de la protagonista en la piscina para contar los antecedentes de la pareja: cómo se conocieron en una verbena, como la consumación de su amor resulta impracticable en la pensión donde vive ella y cómo él decide ponerle un chaletito -un apartamento en la Colonia El Porvenir en la comedia- que ella decora como si fuera "un fumadero de opio". Por lo demás, la versión cinematografica sigue, con el conveniente cambio de escenario, la comedia casi punto por punto.

Don José (Fernando Fernán-Gómez) quiere plantar, después de tres años de relación, a Fany (Patty Shepard), que ha nacido en Badajoz (“esa provincia tan peligrosa para chicas que no tienen medios...”). Su amigo Vicente (Manolo Gómez Bur) está al quite, con ciertas precauciones traídas de La importancia de llamarse Ernesto, de Oscar Wilde.

Pero Fany juega sus cartas: el suicidio, el chantaje, la seducción, los celos… y finalmente don José decide formalizar su relación. En varios momentos la sombra de Tres sombreros de copa planea sobre el vodevil:
–Espero que no me guardarás rencor.
–No soy rencorosa, José.
–Me has hecho muy feliz, Fany.
–Tú también a mí.
–¿Te acuerdas de aquella noche en la verbena?
–Sí. Allí nos conocimos. Estabas muy gracioso con aquel bigote postizo que te compraste para hacerme reír.
–Es que estabas triste.
–Como lo estoy ahora. ¡Qué lástima que esta noche no tengas bigote para quitarme la tristeza!

La sustitución de la cafetería Bombay por el Drugstore o de la novela polciaca por la serie televisiva Mannix, son algunas de las alteraciones superficiales que pretenden poner al día una obra que se habia estrenado siete años antes. Que no hubiera que cambiar ninguna otra cosa de mayor calado habla bien a las claras de lo superficial del publicitado progreso que la tecnocracia había traído a España.

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