domingo, 29 de marzo de 2015

josé francisco aranda, a propósito de un bigote para dos

"Hay muy pocas cosas que se perdonen a Tono y Mihura, porque ellos atacan los últimos reductos de las convenciones en que basamos nuestros ideales. En todo caso, creo que el valor primordial de este original ensayo reside sobre todo en su sistema de matamorfosear imágenes, no sobre la pantalla, sino sobre el cerebro del espectador. Si semejante experimento, de base psicológioca, había sido insinuado por unos pocos vanguardistas, como Buñuel o Cocteau, nunca había sido utilizado de manera tan 'científica' y sistemática:

-Te traigo un ramo de patatas fritas -dice el enamorado a su novia.
Hace unos segundos veíamos en su mano unas flores. ¿Qué no veremos después de esta frase? (...)
Imagínese la fatiga que produce hora y media de proyección de una película que exige tanto esfuerzo mental al espectador y carece de curva dramática y 'clímax', insistiendo tozudamente en su cadena metafórica impertinente. La película indignó profundamente a toda clase de públicos, lo que no se puede negar fue una terapéutica muy oportuna, consiguiendo sacudir la sensibilidad dormida de los frecuentadores de cine y destruir, por medio de la risa casi mecánica, sus temores recalcados."

Francisco Aranda: Cinema de vanguardia en España. Lisboa, Guimarães Editores, 1954.

No hay comentarios:

Publicar un comentario