sábado, 18 de febrero de 2017

el espectro de jardiel


El espectro de Enrique Jardiel Poncela es el protagonista de la versión de Ernesto Caballero de Un marido de ida y vuelta que estuvo hasta la semana pasada en el María Guerrero. Una versión didáctica en la que el prólogo y los entreactos sirven para contar al espectador quién y qué fue Jardiel: autor genial prematuramente agotado a la altura de 1950, misógino enamorado, ingenio fértil plagiado por el mismísimo Noël Coward, inventor de una maquinaria escénica tan inverosímil como los argumentos de sus comedias y jaleador del golpe militar del 18 de julio. Es este último perfil, resuelto con un monólogo en el segundo entreacto, el que queda más en entredicho para quien conozca un poco la biografía y la personalidad de Jardiel, la nota falsa de la partitura... y la que el público aplaudió con mayor fervor en la función a la que asistimos.

El decorado es como un espejo colocado en el escenario. El propio acceso al patio de butacas, con sus palcos y todo, constituye el marco único de la acción y "juega" en el tercer acto, haciendo posible el sueño de Jardiel de un teatro con decoraciones móviles. Es una idea que tampoco termina de integrarse en la historia, pero que funciona de modo autónomo, como puro espectáculo.

La tercera falta leve en que incurre la puesta en escena en el subrayado poético del tercer acto. Jardiel dejó escrito, y así figura en el programa, que en sus obras había siempre humor y lirismo, pero que el porcentaje variaba según la ocasión. Y el modo, cabría añadir. Lo uno no quita lo otro, se puede dejar aflorar la poesía sin necesidad de levantar el pie repentinamente del acelerador de la comicidad. Y aquí, un gesto de Leticia (sobresaliente Lucía Quintana), una ralentización en la interpretación de Pepe (Jacobo Dicenta, por cuya voz hablan su padre, Manuel, y su hermano Daniel), producen ese súbito énfasis para el que no es el mejor preámbulo la eficacia cómica de la segunda escena de Etelvina (Paloma Paso Jardiel, que ha pasado de las criaditas atribuladas de las obras de su abuelo -la Práxedes de Eloísa- a estas viejas características de la estirpe de las hermanas Muñoz Sampedro).

Tres detallitos que son los únicos peros que podemos ponerle a esta comedia sobresaliente, a la que el movimiento perpetuo de los personajes y la felicidad de las interpretaciones convierten en eficiente maquinaria de risas y aún de carcajadas.

Jardiel hace cómplice al espectador del embrollo en el que se ha metido él como autor: cómo salir de la situación en la que ha colocado a la caprichosa y voluble Leticia, enamorada al tiempo de su actual marido y del anterior, ya difunto. Ahí está su modernidad y la validez de esta propuesta que coloca a Jardiel como protagonista de la comedia. El público no necesita comulgar con los personajes porque todas sus simpatías están con el espectro del autor que le ha hecho entrega de algo inapreciable: dos horas de risas.

Jardiel, un escritor de ida y vuelta, según Un marido de ida y vuelta, de Enrique Jardiel Poncela.
Versión y dirección: Ernesto Caballero
CDN – Teatro María Guerrero, del 16 de diciembre de 2016 al 12 de febrero de 2017

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